“Cuando la mujer dauleña se levanta, ¡Daule florece!”
- Jorge Navarrete
- 25 nov
- 2 Min. de lectura
En homenaje a los 205 años de vida política de nuestro cantón Daule, la Unidad Educativa Monseñor Francisco Dólera (UEMFD) alza la voz de sus estudiantes para honrar a la mujer dauleña, símbolo de trabajo, valentía y amor por su tierra. En su legado se refleja la esencia de un pueblo que crece, persevera y sueña. ¡A ellas, que inspiran a Daule… y a Daule, que vive en ellas!
Daule, tierra de tradiciones, de río y de sol, ha sido testigo del paso del tiempo y de la construcción silenciosa de su historia. Pero detrás de cada hecho, de cada logro y de cada transformación, hay un rostro, un nombre y un corazón que muchas veces no aparece en los libros: el de la mujer dauleña.
Hoy, quiero rendir homenaje a esas mujeres que, desde la humildad de su hogar
o desde los espacios públicos, han dejado huellas imborrables en nuestra identidad como pueblo. Porque hablar de Daule, es también hablar del coraje, la
sabiduría y la ternura de sus mujeres.
La mujer dauleña ha sido protagonista desde los orígenes mismos de nuestra historia. En tiempos pasados, mientras los hombres se dedicaban a la agricultura, la pesca o el comercio, ellas sostenían el hogar con sus manos laboriosas y su espíritu incansable. Fueron madres, educadoras, artesanas y guardianas de las costumbres que hoy nos definen.
En los patios de caña y barro, entre el aroma del café recién colado y las risas de
los niños, se formaron generaciones enteras bajo la mirada firme y amorosa de mujeres que no se rindieron ante la pobreza ni ante las dificultades.
Más adelante, cuando el progreso tocó las puertas de Daule, la mujer se hizo presente en nuevos espacios: en la educación, la salud, la política y la cultura. Surgieron maestras que enseñaron no solo a leer y escribir, sino también a soñar. Aparecieron lideresas comunitarias que defendieron el derecho a la igualdad y la
justicia.
Actualmente, la mujer dauleña es empresaria, profesional, deportista, artista y servidora pública. Es ejemplo de empuje, de talento y de valores. Es la que sigue levantándose temprano para trabajar, la que estudia de noche para superarse, la
que cría con amor y educa con ejemplo.
Cada una, con su esfuerzo, ha contribuido a construir un Daule más digno, más humano y más próspero. Porque la verdadera historia no solo se escribe con tinta,
sino con sacrificio, amor y esperanza.
En conclusión, La mujer dauleña es el reflejo de lo que somos como pueblo: fuerte como el río, dulce como la caña y firme como la tierra que la vio nacer.
Hoy, más que nunca, debemos reconocer su papel en la historia y garantizarle el
lugar que merece en el presente y el futuro de nuestra sociedad.
Honremos a la mujer dauleña no solo con palabras, sino con respeto, igualdad y
oportunidades.
Porque cuando una mujer dauleña se levanta, ¡todo Daule florece!
Doménica Pacheco Quiroz
7mo "A"
Área Lengua y Literatura - UEMFD








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