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¡Honor a ellas, honor a Daule!

En el marco de la conmemoración de los 205 años de vida política del cantón Daule, la Unidad Educativa Monseñor Francisco Dólera (UEMFD) eleva un sentido homenaje a nuestra tierra, a través de la voz de sus estudiantes, exaltando el legado inmortal de la mujer dauleña: su fuerza, su dignidad y su espíritu incansable. En cada una de ellas vive la historia de este pueblo noble. ¡Honor a sus mujeres, honor a Daule!


Inspirada en los versos de tu himno, querido Daule, me dispongo a recitar:


Cantón Daule, tierra de arrozales que besan el cielo, de hombres heroicos que trabajan por ti, de un río fecundo, que a tu tierra hace fértil. Hoy, mi voz se alza para reconocer uno de tus más preciados tesoros, la mujer dauleña.


Desde la dama con clase que hermosos vestidos lucía en la época colonial, hasta la profesional que con firmeza y seguridad hoy lidera empresas y aulas, la mujer de esta tierra ha sido un faro de luz en tinieblas, el orgullo de este cantón sublime.


¿Pero qué podemos decir de la mujer Dauleña?


La historia nos muestra que ella no es una simple espectadora, por el contrario, forma parte de quienes escriben el futuro.

Aun en el tiempo de los Daulis, la mujer dauleña ya sobresalía entre los demás. María Caiche, representante cacique, que, según cuenta la leyenda, luchaba contra cocodrilos, que se mantenía firme ante las adversidades. Es más, en la llegada de la conquista española, fue ella quien intermedió entre su pueblo y el virreinato.


Pensemos en las valientes matronas de las primeras haciendas, que no solo criaron a sus hijos, sino que administraron cosechas y mantuvieron viva la fe en tiempos difíciles. No necesitaban un título para ser líderes; su liderazgo se medía en la prosperidad de su hogar y su comunidad.


Hoy, esa fuerza ancestral se traduce en el empoderamiento de la mujer dauleña. Vemos a las jóvenes de espíritu alegre en la universidad, superando expectativas, destacándose en la política, la ciencia, el arte y en todo lo que se comprometan. Ella sabe que su voz tiene peso y que su inteligencia es su mejor herramienta. Ella no pide permiso para soñar; declara sus metas y las alcanza.


Pero una verdadera dama no renuncia a su esencia. La mujer dauleña ha logrado la proeza de ser fuerte sin ser grosera, y delicada sin ser frágil.

Su belleza cautivadora y sutil, que se demuestra en la armonía de su porte y en su mirada etérea. Su hermosura física, es, además, claro reflejo de lo que yace en su interior, un corazón noble, un alma pura, su imborrable gracia. 


Su delicadeza no es debilidad, sino precisión en todo aquello que sus manos elaboran. Es la habilidad de sanar corazones con una sola palabra, de educar a los jóvenes e inocentes con paciencia y de construir puentes de unidad donde otros levantan muros de prejuicios. Es la sabiduría de saber que el poder más grande no reside en arrogancia o soberbia, en cambio se manifiesta en la gentileza e integridad que tanto la caracteriza.


Su confianza en sí misma, y en Dios, Cristo negro de Daule, su señor que reside en los cielos; realza su capacidad de alcanzar cada uno de sus objetivos de vida, nos demuestra la firmeza en su compromiso con su pueblo, con su familia, consigo misma.


Ella es la perfecta dualidad: una guerrera que usa guantes de seda; una mente brillante con un corazón de oro.

A todos los presentes, recordad que la mujer dauleña es, en esencia, la mismísima tierra fértil de donde brota el futuro de nuestro cantón, porque lo más importante no es la prosperidad del sembrío, en cambio, es la calidez de aquella que forma e inspira a futuras generaciones.


¿Pero a qué quiero llegar con esto?

Este es un mensaje, una llamada...

A los jóvenes de mi generación, honremos este legado, seamos agradecidos con las mujeres que forman parte de nuestro vivir, miremos a nuestras madres, abuelas, y compañeras: ejemplo de las virtudes que evoca una mujer de estas tierras.

Que nunca olvidemos permanecer orgullosos de todo lo que representa la mujer de este cantón de valles inmensos. Que reconozcamos con la frente en alto, lo que han hecho, lo que son capaces de lograr


Es por esto, que, con firmeza y confianza, digo al cielo: ¡Que viva la mujer dauleña! El orgullo de nuestro cantón y la promesa de un próspero mañana.


Keyla Isabel Rugel Salinas

Primer BGU - A

Área Lengua y Literatura - UEMFD


Concurso de oratoria GAD Municipal cantón Daule
Concurso de oratoria GAD Municipal cantón Daule


 
 
 

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